Entreculturas lanza la campaña Escuela Refugio por el Día de las Personas Refugiadas

Con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, Entreculturas ha presentado la mañana del 20 de junio la campaña “Escuela Refugio” para reivindicar que se garantice el derecho a la educación en situaciones de conflicto y refugio. La mitad de las personas refugiadas en todo el mundo son menores. Niños, niñas y jóvenes víctimas de conflictos internacionales e internos que no solo están aumentando, sino que también son cada vez más prolongados y afectan a un mayor número de personas. Desde hace 10 años la cifra de personas desplazadas forzosamente no ha parado de aumentar, hasta alcanzar los actuales 70’8 millones. 1 de cada 4 niños sin escolarizar vive en un contexto afectado por crisis.

“Desde Entreculturas, junto a nuestras organizaciones socias, trabajamos cada día para que las escuelas sean refugio para estos niños y niñas. Para reivindicar que las escuelas sean lugares de paz, libres de violencia; lugares de reconciliación y encuentro en cualquier circunstancia, ya sea en conflictos o en contextos de violencia, ya sea en campos de personas refugiadas y desplazadas que han huido de esta violencia, o en cualquier otra circunstancia de emergencia humanitaria”, explicaba Raquel Martín, nuestra Directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Entreculturas.

Aunque las escuelas protegen y, a la vez, deberían ser protegidas, siguen siendo objeto de ataques. “Entre 2014 y 2018 se han registrado más de 14.000 ataques a la educación en 34 países y en al menos 18, los ataques a la educación se dirigieron contra niñas y mujeres por su género. El camino a la escuela supone también un grave peligro para las niñas y las jóvenes,  ya que pueden ser sorprendidas, secuestradas y atacadas sexualmente.

Burundi y República Democrática del Congo son dos de los países que sufren ataques a la educación. Sanganyi Namangala Tamy, refugiada congoleña en el campo de refugiados de Kinama Burundi y Vicepresidenta del Comité de Refugiados explicaba su historia de refugio. “El 10 de octubre de 2008 en mi casa en Rutshuru en el norte del Kivu, mataron a mi marido, a dos de mis ocho hijos y me violaron. Fui secuestrada por rebeldes que me llevaron al bosque donde pasé un mes sirviendo como ama de casa, sufrí violencia sexual y física. En tiempos de guerra todo es posible. El derecho de los niños a la educación se ve vulnerado. Las escuelas son lugares donde hay conflictos, tomados por los atacantes como lugares de guerra, para almacenar sus armas o como bases militares. Los niños son reclutados como luchadores. Destruyen escuelas para usar puertas de madera y escritorios como calefacción. Hay menos lugares para estudiar durante la guerra. La juventud es el futuro del mañana. Sin una educación básica, es difícil tener un futuro”, ha relatado.

En el campo de personas refugiadas de Kinama, en Burundi, Sanganyi colabora con el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) y con Entreculturas para sensibilizar a los jóvenes sobre la importancia de la educación, especialmente la educación de las niñas. François Xavier Nsababandi, Director de Proyectos de Educación y Medios de Vida de Entreculturas y del Servicio Jesuita a Refugiados en Burundi explicaba que  “el JRS interviene en cinco escuelas de campos de refugiados. Las escuelas de los campos y otras escuelas deben estar a salvo de los ataques. En países que viven guerras, vemos que las escuelas son destruidas incluso los estudiantes son asesinados. Es por esta razón que trabajamos en zonas de conflicto para acompañar, proteger y defender a las personas refugiadas para garantizar su derecho a la educación. Las escuelas nunca deben ser objeto de ataque, sino lugares de paz, libres de violencia. La escuela es un refugio seguro para millones de niños refugiados en todo el mundo”.

Irene Ortega, coordinadora de Ciudadanía de Entreculturas, daba paso a los niños y las niñas del colegio La Paloma de Madrid que estaban presentes en la rueda de prensa y que han enseñado dibujos suyos y de niños y niñas refugiados burundeses de la escuela primaria del campo refugiados de Kinama sobre cómo les gustaría que fueran las escuelas, una de las propuestas de sensibilización de Escuela Refugio. “Si venís los amigos seremos nosotros”; “Quiero contarte que me gusta mi colegio, aprendo mucho y puedo jugar con mis amigas”; “La escuela para mí es un lugar bonito”. Estos son algunos de los mensajes que se han podido leer. Los niños y las niñas  tienen muy claro, tanto en Madrid como en Burundi, lo que es el colegio en sus vidas. Y tienen muy claro también que todas las personas, en Madrid o en Burundi, somos  iguales en derechos y en dignidad. Perciben que hay algo común en nuestra esencia, que se manifiesta en una preciosa diversidad.


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