Millones de familias huyen de la guerra y el hambre, buscando un futuro mejor para sus hijos e hijas. Algunas viajan completas, otras incompletas. Un fotorreportaje de Sergi Càmara
Millones de familias huyen de la guerra y el hambre, buscando un futuro mejor para sus hijos e hijas. Algunas viajan completas, otras incompletas.
Un fotorreportaje de Sergi Càmara
Miles de personas malviven en condiciones indignas en campamentos a la espera de cruzar el Canal de la Mancha. Viven en campamentos improvisados en el norte de Francia esperando poder subir a una barca que les llevará a Reino Unido.
Muchas vienen de Irak, Afganistán, Eritrea, Irán, Pakistán y después de un largo viaje cruzando varios países tienen delante sus destino final. Más de 40.000 personas cruzaron el Canal de la Mancha en este año 2022.
Hunar y Lailan con su hija Liva, procedentes del Kurdistán iraquí, en el campamento de Grande-Synthe, paso de Calais. Pasaron por Bielorrusia y relatan los malos tratos sufridos en distintas fronteras, como Polonia o Lituania. Fueron retenidos cinco días en un centro de Polonia. Han intentado cruzar el Canal dos veces: en el primer intento la policía les rompió la barca y en el segundo se la requisaron.
La de República Democrática del Congo (RDC) es una de las crisis humanitarias más complejas del mundo. Es el país de África con la cifra más alta de desplazados internos, con más de cinco millones de personas. De ellas, dos millones se encuentran desplazadas en la provincia de Kivu Norte.
Aunque la mayoría de desplazamientos en el país son internos, el aumento de la violencia ha obligado a cientos de miles de personas a huir a países vecinos. Hay casi un millón de congoleños refugiados en once países africanos.
«Por la mejor vida, nos fuimos porque la situación está ruda, la economía. Está todo caro, no alcanza para nada, un sueldo en Venezuela no da para nada. Yo trabajaba en una escuela de cocinera, mi esposo en un hospital de carpintero, solo daba para comprar una harina y una mantequilla».
Entre 5,6 y 7 milones de persona salieron de Venezuela en busca de una vida mejor. Decenas de personas caminan cada día por la única carretera que une Arauca y Bogotá, de unos 620 kilómetros. «Andando podrían ser unos 20 días», comenta Camila Sequeda, técnica de JRS en Arauca. Esta organización presta ayuda en este tramo de la vía y hasta ciudades más lejanas de la ruta. Se dirigen, si tienen más contactos o fmilares, hacia Bogotá, Cali u otras ciudades de Colombia. Muchas otras van hacia Perú o Ecuador y están dispuestas a cruzar el país de norte a sur a pie, ya que no tienen recursos para pagar un transporte.
Luis Alfredo, de 35 años, con su mujer María, de 40, y su hijo Franklin Javier, de 4 años. Son de Yaraquy, en Venezuela. Salieron de su casa a pie y tardaron 154 días de viaje hasta la frontera. Descansaron 10 días en Arauca y ahora andan por la carretera hacia Yopal, a 300 kilómetros de Bogotá. Luego quieren llegar a Villavicencia, ya que Luis Alfredo era mecánico de motos en Venezuela y le han dicho que allí hay trabajo. «Salimos porque la cosa estaba dura: si desayunabas, no comías; y si comías, no desayunabas».
La guerra en Ucrania ha obligado a cerca de 7,6 millones de personas a buscar refugio en otros estados europeos, como Polonia o Rumanía, según datos de ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados). De todos ellos, más de 4 millones cuentan con protección temporal o un estatus similar en los lugares de acogida.
Además, otros siete millones de persona están desplazadas internamente en otros puntos de Ucrania. Personas que han abandonado sus hogares también.
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