A lo largo del mes de febrero hemos celebramos varios encuentros para poner en común y extender las experiencias de acompañamiento y vida compartida con la personas migrantes y refugiadas. Son muchas las obras y comunidades que están uniendo sus esfuerzos para construir una cultura de solidaridad e inclusión en la que las personas migrantes estén en el centro de nuestra respuesta y se conviertan en actores activos del cambio que queremos construir juntos.
En Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla, Valencia, Burgos, Valladolid y Tudela, las entidades de la red del Servicio Jesuita a Migrantes en España (SJM) mantienen su compromiso para acompañar, servir y defender a las personas migrantes trabajando para fortalecer las redes de comunitarias y los espacios de encuentro y diálogo y promoviendo las condiciones para su integración por medio de programas de educación, formación y empleo, de los talleres de crecimiento personal, el apoyo a las asociaciones migrantes, los espacios de ocio, el trabajo con jóvenes, la atención social integral, etc.
Contamos con espacios privilegiados de camino junto a las personas migrantes. Estas experiencias alimentan el corazón de la Hospitalidad. Junto a las obras de atención a migrantes, actualmente hay 11 comunidades de hospitalidad activas en diferentes ciudades, cuyo aprendizaje de vida compartida y apoyo mutuo son una enorme riqueza para la Compañía de Jesús.
En Madrid: familias, comunidades y colegios se han unido en la acogida de emergencia de más de 90 personas que, en busca de un lugar seguro, no podían acceder o eran expulsadas de los recursos oficiales de sistema de asilo; y en Sevilla, se extiende la acogida temporal para personas extranjeras vulnerables que siguen tratamientos médicos en España, con la acogida a migrantes forzosos. Quienes participan de estas iniciativas nos recuerdan que “estos encuentros nos sacan de nuestra rutina y de nosotros mismos, nos abren a otros mundos y nos hacen sentir que acogemos pero también nos sentimos acogidos”.
Además, en estos meses, hemos podido compartir momentos de oración entre personas de distintas religiones; hemos compartido cenas y diálogo con “la familia de al lado” que facilita encuentros entre familias “de aquí, de toda la vida” con los que viene para formar parte de nuestra sociedad; se ha invitado a los más jóvenes, y a algunos no tan jóvenes, a participar en equipos deportivos de las obras educativas; se han hecho liguillas de futbol entre diferentes proyectos; y parece que con la música hay mucho potencial asique estamos esperando un próximo “festival de grupos ignacianos”.
En definitiva, la acogida es cosa de todos y de cada uno de nosotros. Salgamos al encuentro con creatividad y compromiso. Os invitamos a cercaros al voluntariado y las entidades de atención a migrantes, a trabajar dentro de las Plataformas Apostólicas para sumarnos a un proyecto más amplio, a conocer y apoyar las comunidades de hospitalidad, a participar de los encuentros, a proponer y, sobretodo: a poner en juego lo que tenemos para compartir y prepararnos para recibir lo que las personas “acogidas” nos vayan regalando.