En lo que llevamos de año 2020, a pesar de la pandemia global del covid-19, las llegadas de personas migrantes a las islas Canarias han aumentado un 688% respecto al año anterior. Miles de personas procedentes del oeste del continente africano ponen en riesgo su vida subiéndose a embarcaciones precarias y abarrotadas en busca de oportunidades de vida en Europa a través del archipiélago. Un fenómeno que recuerda a la mal llamada ‘crisis de los cayucos’ del año 2006, no solo por el volumen de llegadas, sino también por la gestión migratoria del gobierno, externalizando el control de fronteras a terceros países.
El fotoperiodista y colaborador de Hospitalidad Javier Bauluz se encuentra en Canarias intentando documentar de forma gráfica esta realidad migratoria que está llevando los recursos de acogida de las islas al límite, con un clima social cada vez más enrarecido y una batalla política entre diferentes administraciones que ha subido de tono progresivamente.
En medio, la realidad de las personas migrantes es muy dramática. Tras una travesía cruel, en la que han perdido la vida más de 200 personas en las últimas semanas, gran parte de los recursos de acogida no cumplen unas mínimas garantías de dignidad e higiene. Además el descontento de la población local por lo que consideran una mala gestión migratoria crece transformándose en protestas con tintes xenófobos.
Tras el progresivo cierre de la ruta norteafricana entre Marruecos y el sur de la Península, más de 11.000 personas han arribado a Canarias frente a las casi 1.500 del periodo anterior. El gobierno de España apenas ha trasladado a 700 personas a la península. Los centros de acogida están saturados y la respuesta política son las deportaciones a los países de origen en lugar de apostar por sistemas más amplios de acogida y de inclusión.
Con su compromiso habitual, Javier Bauluz ha querido ilustrar este drama migratorio en primera persona viajando a las Islas Canarias. Sin embargo, a su llegada lo que ha encontrado son restricciones por parte del Gobierno: no se permite fotografiar y documentar los desembarcos de estas personas. «No los hemos podido ver, son invisibles. Solo sabemos las cifras, pero no podemos ver a las personas, ya que el Ministerio del Interior prohíbe el acceso necesario a los periodistas y fotoperiodistas», señala Bauluz. «Solo podemos ver bultos lejanos en grupo, sin apenas distinguir sus rasgos, ni el estado físico ni el sexo, lo que facilita el discurso del odio y la xenofobia creciente e impide la empatía y el conocimiento».
Numerosas voces de la sociedad civil se han levantado y se siguen alzando contra esta práctica que vulnera el derecho constitucional a la información, así como reclaman recursos y soluciones eficaces y respetuosos con los derechos humanos para las personas migrantes que llegan. Desde la campaña Hospitalidad queremos sumarnos al llamamiento por una acogida digna y por una mayor coordinación entre administraciones para garantizar un trato humano, y participar en la difusión de la denuncia pública que desde el mes de octubre Javier Bauluz está haciendo en diversos medios.
-Entrevista en el programa ‘Lo Nuestro’ de Radio ECCA.
-Denuncia en el informativo de RTVE Canarias(desde minuto 09).
-Entrevista en el programa La Ventana de la Cadena SER.
-Artículo de Opinión en Alfa y Omega: ‘El hombre que miraba una botella de agua’.
-Vídeo de la situación en el Muelle de Arguineguín.
-Reportaje: la historia de Sarah buscando a su hermano (Canarias Ahora).