Pedimos a España y a Europa que gestionen las migraciones de una manera digna y humana

  • La hostilidad europea ante la situación de las personas migrantes está causando caos, confusión, sufrimiento innecesario y vulneración de derechos
  • Victor Assouad, jesuita sirio de Aleppo, ofrece en este vídeo una visión de lo que está ocurriendo, desde la perspectiva de la población siria que llega a Europa

Con motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, desde la Campaña Hospitalidad hacemos un llamamiento a tomar conciencia de que la parálisis y la hostilidad europea ante la situación de las personas migrantes, incluyendo a las personas refugiadas, moviéndose dentro de y a través de Oriente Medio, Norte de África y Europa está causando caos, confusión, sufrimiento innecesario y vulneraciones de derechos.

Es posible manejar las migraciones de una manera digna y humana. El Día Internacional de las personas Migrantes es una llamada a reflexionar sobre cómo podemos participar y actuar en la respuesta a los numerosos desafíos que encara Europa con respecto a la llegada y a la presencia de personas migrantes. Y también a conocer los retos a los que se enfrentan en las grandes ciudades, en los núcleos más pequeños, para la inclusión y la identidad cultural o problemas sociales, económicos y religiosos.

España y la Unión Europea pueden convertirse en un ejemplo de gestión de las migraciones que garantice el bienestar y los derechos de las personas migrantes, incluyendo a las personas refugiadas y garantizando al mismo tiempo sus libertades internas.

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SIETE PETICIONES AL GOBIERNO Y A LAS INSTITUCIONES

Desde la experiencia de las obras sociales de la Compañía de Jesús de atención directa a personas migrantes en todas las fases del desplazamiento -en los países de origen, en los países de acogida, en los países de tránsito y en los países de destino- creen que las necesidades están claras. La Campaña Hospitalidad con la iniciativa #YoSoyTierradeAcogida lleva recogidas 5.000 firmas para exigir al nuevo Gobierno y a las instituciones, pero también a la ciudadanía su participación activa y sostenida en siete ámbitos:

  • Dignidad y derechos

Las personas que llegan a España o a otros países de Europa ya han sufrido terriblemente. Tienen derecho a ser recibidas respetando su dignidad y sus derechos, independientemente de su estatus migratorio, en lugar de encontrarse con vallas, concertinas o gases. Nos preocupan gravemente los acuerdos de la Unión Europea con Turquía y Afganistán, así como los que se están negociando con otros países africanos y de Oriente Medio para impedir la llegada de migrantes a Europa y aumentar las deportaciones. Asimismo, denunciamos que las devoluciones en caliente que las autoridades españolas llevan a cabo en las fronteras de Ceuta y Melilla son inaceptables.

  • Salvar vidas

Muchas personas continúan emprendiendo peligrosos viajes por mar a Europa y falleciendo en el intento. Cuanto más se cierran las fronteras, más peligrosas se hacen las rutas. Salvar vidas es un imperativo moral fundamental. Solamente en 2016 hay contabilizadas 4.700 víctimas en el Mediterráneo, lo que supone 1.000 muertes más que en 2015.

  • Reubicar y reasentar a las personas prometidas

Preocupa gravemente la situación en Grecia e Italia, países desbordados por la falta de distribución de las personas que llegan entre los Estados Miembros. Aunque los compromisos de reubicación deben ser cumplidos antes de septiembre 2017, solo se han reubicado 8.162 refugiados de los 160.000 prometidos hace más de un año – un 5% –. El sistema de reubicación excluye además a muchas personas porque solamente está abierto a algunas nacionalidades.

España y el resto de países de Europa deben priorizar el traslado inmediato de las personas estancadas en Grecia e Italia y cumplir en 2017 con la totalidad de las cuotas de reasentamiento y reubicación comprometidas.

  • Reforzar las vías de acceso legal a Europa

Para dar alternativas a las personas e impedir el peligroso e inmoral negocio de los traficantes hay que habilitar vías de acceso legales y seguras, como: agilizar y facilitar la reagrupación familiar, la posibilidad de solicitar asilo o visados humanitarios en los Consulados y Embajadas de España en el extranjero, u otorgar becas de estudios para personas en países limítrofes a los conflictos. El marco legal español y europeo contempla diversas posibilidades de acceso legal pero no se ha desarrollado por falta de voluntad política. España, por ejemplo, es uno de los países europeos a donde llegan menos personas refugiadas. En 2015, nuestro país ocupó el puesto 13º entre los 28 países de la Unión Europea.

  • Ayuda humanitaria y cooperación internacional

Los países próximos a los conflictos son quienes acogen a la mayoría de las personas refugiadas. España y Europa deben brindar la ayuda humanitaria prometida y apoyar sectores colapsados en estos países, como el educativo. Sin embargo, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) española ha alcanzado mínimos históricos. En 2014, la AOD fue el 0,14%, frente al 0,4% en 2009. Pedimos que España recupere en esta legislatura el 0,4% de la RNB como AOD y que destine un 10% de la misma a Ayuda Humanitaria.

  • Abordar las causas

Las guerras y el comercio de armas, el cambio climático, la apropiación de recursos naturales y la desigualdad causan desplazamientos masivos de población. Es imprescindible abordar las causas de la movilidad humana forzada, a fin de revertir el creciente éxodo global de hombres, mujeres y menores. Ello requiere liderazgo político y social para alcanzar la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 y defender la solidaridad internacional y los derechos humanos de todas las personas, así como dedicar importantes recursos humanos y financieros al bienestar y sostenibilidad global del planeta.

  • Una sociedad que quiera incluir

La presencia entre nosotros y nosotras de personas migrantes requiere también de nuestra apertura y cambio de mentalidad. Necesitamos afirmar la hospitalidad, combatir el racismo y la xenofobia y promover una convivencia pacífica que valore la diversidad cultural. Necesitamos comprender que las migraciones forzadas son una dinámica global, entender las causas y tomar conciencia de que pertenecemos a una única familia humana. Estos son los mejores antídotos contra la radicalización de cualquier signo.

Hospitalidad frente a hostilidad

Las personas migrantes son portadoras de esperanza. Esperanza de un mundo en paz, de que es posible una vida mejor. Al llegar a Europa, buscan un futuro, seguridad y trabajo, pero, sobre todo, reconocimiento y respeto. Una sociedad que se cierra sobre sí misma se envilece, se empobrece. Una sociedad que se abre a la posibilidad del encuentro y a la diversidad, se enriquece. “Cuando encontramos a gente que se interesa por lo que vivimos, que nos pregunta por nuestro país, sobre las cosas buenas y bonitas de nuestra historia, ello nos conmueve profundamente porque sentimos que también hay gente que nos entiende. Pedimos que no se nos mire sólo como gente que viene a coger trabajos de otros cuando la situación aquí no es fácil” (Víctor Assouad, jesuita sirio de Aleppo).

Si nos acercamos a las personas que han tenido que abandonar sus hogares con actitud abierta, podemos además aprender mucho de ellas. Son personas que sufren, pero también son portadores de fuertes valores como la familia, la necesidad de trabajar duro en la vida o el convencimiento de que es posible salir adelante hasta en situaciones muy difíciles. Es necesario, conocer y escuchar las preocupaciones e intereses de las personas que han abandonado sus hogares para elaborar un relato más justo que el que escuchamos a representantes políticos y a algunos medios de comunicación, centrado normalmente en el cierre de fronteras.