En una sociedad donde llaman “invasores” a los refugiados y puede calificarse a una persona de “ilegal” mientras el Mediterráneo se llena de almas anónimas, surge el Proyecto de Hospitalidad Mambré, gestionado por la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) de Sevilla. Según Inmaculada Mercado, coordinadora de este programa, se trata de un “espacio de acogida o de encuentro”, porque no procura ser un recurso social al uso, sino crear una comunidad de hospitalidad que acompañe a las personas inmigrantes y refugiadas en un espacio con las dimensiones y características de una comunidad familiar. “Con ello pretendemos sensibilizar a nuestro entorno sobre la realidad de las migraciones en nuestro mundo y transmitir una cultura de solidaridad frente al rechazo, la hostilidad y la comodidad”.
Se dirige principalmente a personas migrantes que ya llevan algún tiempo en España y han sido atendidas en servicios institucionalizados en la primera acogida y apoyadas en sus necesidades más urgentes. Una vez pasada esta fase, casa Mambré les ofrece la oportunidad de desarrollar su autonomía en unas “relaciones horizontales, en las que la persona ya no recibe un servicio”. Por este motivo, Mercado no considera que el proyecto cuente con usuarios o voluntarios, sino con familias acogedoras que “ofrecen gratuita y desinteresadamente sus bienes, tiempo, e incluso su intimidad a personas que necesitan hospitalidad”.
Aunque toda la comunidad CVX de Sevilla está comprometida a impulsar y sostener el proyecto, económica y materialmente, es destacable la implicación de dos personas que comparten sus vidas con los acogidos, viviendo en la casa con ellos y “cuyo compromiso es total”. Igualmente, explica Mercado, “hay un equipo motor de otras siete personas que tienen una presencia más directa y frecuente, cuya responsabilidad es el funcionamiento cotidiano de la casa”. Ampliando el círculo, la coordinadora destaca el grupo de entre veinte y veinticinco personas, “el equipo de apoyo”, que tienen tareas concretas o presencia más puntual en la casa.
Un hogar en la que actualmente han sido acogidos seis personas derivadas del proyecto Nazaret de Cáritas Diocesana, “aunque no se descarta que puedan incorporarse desde otras entidades”. Además del acompañamiento cotidiano, Mercado reconoce que los acogidos necesitan atención jurídica, sociolaboral y psicológica, por lo que, explica, “el proyecto está apoyado por Cáritas Diocesana y la Asociación Claver SJM, que prestan apoyo técnico y realizan un seguimiento personalizado”. Además, la Compañía de Jesús cedió gratuitamente el inmueble donde está Casa Mambré. “El proyecto no hubiera sido posible sin esta colaboración, porque no podíamos asumir el costo de un alquiler de una casa con las características que se requería”.
Un ejemplo de Hospitalidad que devuelve la dignidad a las personas que lo han perdido todo, acoge a los “invasores” y consuela a los “ilegales”.
*Este artículo se publicó originalmente en el semanario ‘Iglesia en Sevilla’